Oda al aburrimiento

5 08 2011

Esta ha sido una semana de muchísimo trabajo para mi, con poco tiempo para estar en la red. Mi hermana, en cambio, ha escrito una bellísima columna que evoca nuestra infancia, se llama «Oda al aburrimiento». Pretendo leérsela a los niños este fin de semana.





Hay una multitud de infancias

28 09 2010

doisneauQuiero compartir con uds una interesante entrevista de Ines Dussel a la sociologa Valerie Walkerdine. Responde entre otros a la pregunta: ¿Cómo pensar sobre la infancia hoy? ¿Podemos seguir hablando de la infancia en los términos en que se hablaba hace cincuenta o cien años?

Si pensamos la infancia desde una dimensión biología, ahistórica y estática con características de desarrollo psicológico definidos pronto nos vemos enfrentados al problema de la normalidad de los niños. Niños y niñas que, ante una sociedad en permanente cambio, no calzan con nuestras ideas de niñez. Es mejor pensar  ya no en LA infancia sino en las infancias, mirar las posibilidades y potencialidades de esta pluralidad.





Barbies Okupas

17 05 2010

No tiene que ver con educación en la casa, ni con ninguno de sus blogeros rituales, pero sí con infancia, sueños y resignificaciones de la cultura dominante:

Permítanme señalarles este hermoso artículo que escribió mi hermana hace unos años atrás y que ahora ha «reciclado».

Ana llegó con seis años a España. Primero vivió en Salamanca y luego vino junto su mamá a Barcelona donde viven desde entonces. La madre de Ana es okupa lo que convierte a Ana en una niña okupa. Han vivido en varias casas, unas más bonitas que otras y han sobrevivido a algunos desalojos poco amables y lejanos al estado derecho.

Sin más preámbulo: Barbies Okupas





Del Emilio: Rousseau y la educación en casa.

18 04 2010

De joven me enamoré de Jean-Jacques Rousseau

De joven adolescente me enamoré del Emilio (1761) de Rousseau y su critica antiinstitucional y antiautoritaria. (Tuve la suerte de tener una profesora de francés que no se andaba con chicas: Voltaire, Racine, y Rousseau a la vena) Hoy, «algo» más grande y menos ingenua, vuelvo a leerlo tensionandolo con  la experiencia de educar en la casa.

¿Qué decir de este autor? En los cursos de historia de la pedagogía, Rousseau es un plato obligado. Para aquellos que estudian la ilustración, también lo es, aún cuando se aleje del racionalismo tan profundo de ese movimiento.

Sabemos cosas de su vida personal ¿no?. Mi mamá cada tanto lo cita como ejemplo de inconsecuencia entre discurso y práctica. No en vano el hombre dejó a sus cinco hijos en un orfanato para poder dedicarse a escribir en paz.

Entonces, si no fundó un colegio ni fundó un proyecto exitoso de educación ¿Cuál es su importancia? Bueno, podemos «fijar» a Rousseau como uno de los hitos importante en la pedagogía moderna en tanto enlazada con una infancia percibida como carente, débil e incompleta . Gran parte de lo que pensamos hoy respecto de infancia y pedagogía, fue fraguado en su «Emilio».

Cómo ya hemos comentado antes, es en la modernidad en dónde surge este sentimiento de infancia, entendida como nacimiento de esta. Es con la revolución demográfica europea que la actitud de los adultos hacia los niños cambia radicalmente, constituyendo lo que hoy entendemos por infancia. (En la iconografía de la Edad Media nos recuerda Aries, no aparece ni la ternura, ni el amor ni el sentimiento de compasión hacia los niños). Comenzarán a cambiar las conductas y prácticas en torno a la infancia, comienzan lentamente a aparecer expertos que recortan, segregan y estudian al niño como un no adulto, un ser necesitado. En el centro de este gran cambio de la modernidad, nos dirá Narodowski, está el discurso pedagógico.

Rousseau parte de la oposición hombre-naturaleza. Ese es el eje de su discurso. Es él quien cristaliza la idea moderna de infancia,  al destacar su educabilidad como parte de su naturaleza. Esto que hoy nos parece obvio: que el niño y la niña son por naturaleza sujetos de ser educados, es una idea nueva e introducida en la época de la ilustración. Se nomina, se nombra a la infancia, construyéndola.

Dice Narodowski:

«Nombrar es, en Emile…, asociar las características infantiles al espacio que la naturaleza le entrega a la niñez. Nombrar es, además, plantear un modelo de actividad educativa sobre la infancia que se adecue a esas características antes nombradas. por esto, Emile… es fuente ineludible en la tradición pedagógica. Allí se especifican con cuidadoso rigor los alcances y limites de la niñez; allí se nombra lo referido a la infancia. Alli se le da a ella, definitivamente, un estatus discursivo dentro del campo de la reflexión pedagógica.

Así, Emile… es para la pedagogía un punto de partida, palabra inicial, raíz. La obra des-cubre la infancia nombrándola y normativizando su existencia; la sitúa en aquella posición de las cosas que merecen un nombre y,por tanto,merecen ser estudiadas y respetadas, la pedagogización de la infancia no es en absoluto, cosa de niños».

La idea, tan cara a los escolanovistas (montessorianos, waldorf, steiner), unschoolers y homeschoolers respecto de la necesidad de respetar el desarrollo «natural» del niño (Recordemos que ya establecimos que la infancia no es natural, sino una construcción social):

La infancia tiene maneras de ver, pensar, de sentir que les son propias (Rousseau en Narodowsky)

Estas maneras de sentir, ver, pensar – de ser – dará origen a las modernas disciplinas, las que pasaran a la infancia por el cedazo de la estadística. Analizaran las formas «normales» de ser niño modelando y reproduciendo a su vez esta nueva infancia.

Producción y reproducción de la infancia. Respetar la naturaleza del niño, lo normal en este, será ayudar a desarrollar esta construcción de infancia en cada niño. A la vez, es en esta movida que al niño se lo separa de la sociedad y actividad de la comunidad, se le segrega infantilizandole. Lo único que el niño tiene es su capacidad de aprender, de ser. Esta segregación instala a la infancia en una situación de sumisión respecto del mundo adulto. Rousseau recomendará que el adulto otorgue libertad al niño, que lo deje explorar. Sin embargo, esta recomendación esta amparada en una suerte de concesión paternalista, en la cuál finalmente se le despoja al niño y la niña su capacidad de ser sujetos.

El dispositivo por el que se logrará esta construcción  de la infancia es el discurso pedagógico, el cuál se cristaliza en su intensión y tenor en El Emilio de Rousseau.

¿De qué modo las familias educadoras en casa nos acercamos o alejamos a esta idea de la infancia?





El niño como invento

10 01 2010

Una amiga me ha recomendado leer a Phillipe Aries «EL NIÑO Y LA VIDA FAMILIAR EN EL ANTIGUO RÉGIMEN«, según ella el valor de ese libro consiste en que «plantea muy bien que la escuela y la infancia (las generaciones en general) son categorías sociales, no naturales, y que se ven afectadas por los cambios históricos y económicos, principalmente».

niño

(Observen como en esta imagen, como en muchas otras imágenes del medioevo, el cuerpo del niño es dibujado como un adulto en miniatura)

Para qué decir que lo que leí me encantó. Tras leer el capítulo II, qué es el que encontré en internet, le encontré toda la razón.

Niños y guaguas han habido siempre, es biológico. Sin embargo, hay sociedades en las que nunca hubo infancia.

La tesis básica de Aries es que «que los niños, a principios de la era moderna y durante mucho más tiempo en las clases populares, vivían «mezclados con los adultos». Y que los sentimientos de adultos hacia niños, finalmente, no son «naturales» ni ahistóricos, sino muy al contrario, producto de procesos sociales, culturales, demográficos, y que mutan a lo largo del tiempo«.

Rastrear la historia de la infancia, te permite comprender las preocupaciones actuales por la infancia, la asimilación de la idea de niño con la idea de alumno, y la confusión de muchos entre socialización a secas y socialización escolar. Por ejemplo es interesante como se crea un trío: paternidad/escolarización/moralización.

Comienza en el siglo XVII la idea que es deber de los padres, de los buenos padres, enviar a sus hijos a la escuela:

El desarrollo extraordinario de la escuela en el siglo XVII es una consecuencia del nuevo interés de los padres por la educación de sus hijos. Las exhortaciones de los moralistas les hacen creer que están obligados a mandar a sus hijos a la escuela desde pequeños:

«Los padres que se preocupan por la educación de sus hijos (liberos erudiendos)-afirma un texto de 1602-tienen derecho a más honores que los que se contentan con traerlos al mundo, pues les dan no sólo la vida, sino además una vida buena y santa. Por eso los padres tienen razón en enviar a sus hijos, desde la más tierna edad, al mercado de la verdadera sabiduría [es decir, al colegio], donde se harán artesanos de su propia fortuna, ornatos de la patria, de la familia y de los amigos».

La familia y la escuela retiraron al niño de la sociedad de los adultos. La escuela encerró a una infancia antaño libre en un régimen disciplinario cada vez más estricto, lo que condujo en los siglos XVIII y XIX a la reclusión total del internado.

Este descubrimiento de la infancia, supone entre otras cosas comprender su reclusión en instituciones totales, (cfr. Foucault: Vigilar y Castigar),su alejamiento de la vida del adulto, y el inicio de la escolarización:

A fines del siglo XVII de forma definitiva se produjo una transformación considerable en la situación de las costumbres. La escuela sustituyó al aprendizaje como medio de educación, lo que significa que cesó la cohabitación del niño con los adultos y por ello cesó el aprendizaje de la vida por el contacto directo con ellos. A pesar de muchas reticencias y retrasos, el niño fue separado de los adultos y mantenido aparte, en una especie de cuarentena, antes de dejarle suelto en el mundo. Esta cuarentena es la escuela, el colegio. Comienza entonces un largo período de reclusión de los niños (así como los locos, los pobres y las prostitutas) que no dejará de progresar hasta nuestros días, y que se llama escolarización.

Aries, da cuenta de una paradoja en las sociedades en que a mayor interés por la infancia, mayor control sobre esta. Hasta llegar a la noción moderna y actual. Julio Cortés, en su ensayo, «hacia una teoría crítica de la infancia«, expresa muy bien esta idea:

En cierta forma, entonces, lo específico de la noción moderna de la infancia está expresado en un conjunto de dispositivos creados especialmente para socializar y disciplinar a los niños, hecho que ha llevado a García Méndez a postular que “la historia de la infancia es la historia de su control”.