Hemos recorrido muchas librerías del centro de Santiasco. Aquellas de Huérfanos y Merced. Descubrimos una, medianamente pequeñita, con una gran colección de volúmenes dedicados al cine. La pequeña cinéfila casi enloqueció:
Mamá, mira un libro de Stanley Kubrick (…) Mira uno de Spielberg (…) ¡Cuestan «sólo» nueve lukas!. Mira, mira, mamá, mira: ¿Como hacer un documental? ¡1001 películas que hay que ver antes de morir!. El guión de Johny cien pesos, ¡Me eeeeencaaaanta Johny cien pesos! Mamá, cooooomprame esssste – imploraba ante cada libro que miraba.
Yo negándome a comprar nada. Si me pidiera algo tonto, no sé un CD de Justin Bieber no tendría problemas en decir que no con firmeza. Sin embargo, cuando lo que me pide es buena música, libros y pelis es más dificil ¿no?. Aún así me mantuve firme en mi negativa.
Ha sido muy lindo estos dos finde en Santiago. Hemos conversado mucho, paseando de aquí para allá. Simplemente gozando el estar juntas, (re) conociéndonos en esta otra etapa de su vida, entrando un poco en su mundo, dejando que me guié por el y, a la vez, abriéndole puertas, sugiriéndole caminos y posibilidades.
En esta etapa una es más necesaria que nunca, se debe aprender a estar sin ahogar, a admirar y acompañar sin afixiar, sin castrar. Es (re) inventarse como madre.
¡Como se me crece esta niña! Se convierte en golondrina ante mis ojos y solo me queda acompañarla y admirarla mientras va probando sus alas para alzar el vuelo.
Comentarios recientes