La escuela de los iguales, ¿la casa de los diversos?

22 12 2009

¿La casa de los diversos?Estoy leyendo un libro del sociólogo francés Francoise Dubet, La escuela de las oportunidades ¿Qué es una escuela justa? .

En su primer capítulo «La igualdad distributiva de oportunidades«, Dubet expresa magistralmente, respecto de la escuela francesa, lo que es una de mis aprensiones eticas y ciudadanas con en torno a la educación libre: El qué los niños con mayor capital social y cultural dejen la escuela en desmedro de los otros que pudiesen beneficiarse de este.

Este desembarco  ocurre en Chile desde la implementación del actual sistema educativo, en que las familias con mayor capital financiero, cultural y social  «huyen» de la educación pública en busca de una mejor calidad educativa para sus hijos, aportando así a la reproducción de la inequidad.

Respecto del caso francés existe una carta de educación, en la cúal los niños que asisten a la escuela pública deben asistir a la del barrio en donde residen. Muchas familias, buscando una mejor escuela, se cambian de barrio. Al respecto Dubet plantea «Sabemos que la agrupación de alumnos desfavorecidos y a menudo débiles acentúa en gran medida su debilidad. Francia ha visto formarse verdaderos guetos escolares en los que la norma escolar se aleja de la media y en los que incluso los buenos alumnos parecen condenados (…) Pero la carta escolar también es incumplida por todas las familias que pueden escapar de ella y «hacer trampa» ¿Cómo criticarlas, cuando se sabe la importancia que tiene la calidad de la escuela para el futuro de los hijos?¿Cómo no indignarse ante la hipocresía de un sistema que impone la segregación de los pobres, mientras permite a otros beneficiarse de ella en los guetos de excelencia y la fortuna, o escaparse de ella cuando el contexto deja de serles favorables?»

No somos franceses, pero si tenemos un sistema escolar con un alto nivel de estratificación -y segregación – territorial. Un sistema que permite que los «iguales» vayan juntos a la escuela y se alejen de los «diferentes».

En Chile carecemos de igualdad en la oferta, y en la medida que la educación es un mercado, tampoco los establecimientos buscan dicha igualdad. Por el contrario, se requiere «distinción» algo que marque la diferencia con los demás colegios. La diferenciación de las escuelas en Chile es por clase social. Está asociada al ingreso familiar, e indirectamente a los años de educación de la madre. Por ejemplo, el 10% de la matricula total cuenta con ingresos mensuales de $119.000. Sus madres tienen 7 años de escolaridad. Casi el 80% asiste a colegios municipales.

En el otro extremo, el 7% de la matricula total del 2006 en Chile proviene de familias con un ingreso mensual igual o superior a $1.526.000. Sus madres tienen un mínimo de 16 años de escolaridad. Ninguno de estos niños asiste a un establecimiento municipal y el 94% a la educación privada.

El 21% de nuestros niños asisten a educación privada, proveniendo de grupos socioeconómicos medio alto y alto. Sabemos que al interior de esta población también hay diferencias marcadas entre los que asisten a un establecimiento o a otro.

Al ver los resultados de la PSU 2009, vemos como Santiago se lleva los mejores puntajes. Dentro de ellos algunos colegios privados. Los pocos públicos son establecimientos con un alto nivel de selección al inicio. Así mismo, observamos que los hombres se llevan casi el 75% de los mejores puntajes. ¿Casualidad? No. Los resultados son espejo de un sistema que favorece a los «ganadores» de nuestra sociedad. Hay excepciones que sólo confirman la regla.

A mi juicio, el desafío para las familias que desescolarizan a sus hijos, no es la mal llamada «socialización» (clásica aprensión) ni las relaciones amicales. El desafío es asumir aquel mandato que la escuela chilena abandonó:  la  experiencia de integración ciudadana.

La pregunta es por la participación e integración de los desescolarizados – nuestros hijos e hijas – en experiencias inclusivas que les abran mundos y les permitan conocer/comprender/amar su sociedad. Enseñarles a vivir en un mundo  social, cultural, etnicamente diverso a la vez que comprometerse en la construcción de un país más justo para todos.

¿Somos las familias desescolarizadas capaces de proveer este tipo de experiencias?

Une ecole plus juste


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Un comentario

22 01 2011
Hijos en propiedad « Educando en la Casa

[…] Desde mi particular visión de la educación comparto la preocupación de la periodista respecto de la formación de ciudadanía y de la aceptación de la diversidad. […]

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